La Doctrina del "Hijo de Dios" en la Torá

Muchos musulmanes creen que la doctrina del "Hijo de Dios" es un credo inventado por los cristianos que asocian a otros dioses con Dios Todopoderoso, y no tiene origen en el Torá. Por el contrario, la Torá prueba esta doctrina, que está arraigada en sus versos sagrados. Aquí presentaremos los versos que prueban y confirman esta doctrina. Debe enfatizarse aquí que esta filiación nunca es una filiación física de ninguna manera. En el Libro de Zubur y el Segundo Salmo, leemos: “Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; Admitid amonestación, jueces de la tierra. Servid a Jehová con temor, Y alegraos con temblor. Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino. Pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían" (Salmo 2: 10-12).

En el Libro de Zubur y el Segundo Salmo, leemos: “Ahora, pues, sé sabio, reyes; Sé instruido, jueces de la tierra. Sirve al Señor con temor, y regocíjate con el temblor. Besa al Hijo, no sea que se enoje, y tú perezcas en el camino, cuando se enciende su ira, aunque sea un poco. Bienaventurados los que confían en él” (Salmo 2: 10-12).

¿Quién es este Hijo a quien la Palabra de Dios exhorta a los reyes y jueces de la tierra y su gente a dar lealtad, honor y gloria? ¿Hay un ser humano digno de que todos los hombres dependan de él? Por supuesto, ningún humano merece asumir esta responsabilidad.

La Torá también declara: “¿Quién ha subido al cielo, o ha descendido? ¿Quién ha recogido el viento en sus puños? ¿Quién ha atado las aguas en una prenda? ¿Quién ha establecido todos los fines de la tierra? ¿Cuál es su nombre y cuál es el nombre de su hijo, si lo sabes?” (Torá, Proverbios 30: 4). El profeta Salomón escribió sobre el Hijo de Dios, que es la Palabra de Dios y la sabiduría de Dios, diciendo:

“Jehová me poseía en el principio, Ya de antiguo, antes de sus obras. Eternamente tuve el principado, desde el principio, Antes de la tierra. Antes de los abismos fui engendrada; Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Antes que los montes fuesen formados, Antes de los collados, ya había sido yo engendrada; No había aún hecho la tierra, ni los campos, Ni el principio del polvo del mundo. Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo; Cuando afirmaba los cielos arriba, Cuando afirmaba las fuentes del abismo; Cuando ponía al mar su estatuto, Para que las aguas no traspasasen su mandamiento; Cuando establecía los fundamentos de la tierra, Con él estaba yo ordenándolo todo, Y era su delicia de día en día, Teniendo solaz delante de él en todo tiempo. Me regocijo en la parte habitable de su tierra; Y mis delicias son con los hijos de los hombres.” (Torá, Proverbios 8: 22-31).

La Torá nos dice en el libro de Isaías el Profeta acerca de la identidad del Hijo viviente de Dios que disipa cualquier duda acerca de Él: "Por tanto, el Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel (Dios con nosotros)” (Torá, Isaías 7:14).

El profeta Isaías declara por inspiración divina, diciendo: “Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro; y se llamará su nombre Admirable, consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno, Príncipe de Paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite, sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto” (Isaías 9: 6-7).

¿Quién es el Hijo que merece toda esta lealtad y honor, como Él tiene derecho a ser llamado un Dios Poderoso y un Padre Eterno? Isa Al-Masih (Su paz sea con nosotros) La Palabra de Dios, “El Mesías, Jesús, el hijo de María, es el Mensajero de Dios, y Su Palabra que Él transmitió a María, y un Espíritu de Él” (Al -Nisa 4: 171). Quien descendió del cielo nacido de una virgen y no un ser creado como excepción de todos los seres humanos.

El centro del Torá es nuestro Maestro Isa Al-Masih (Su paz sea con nosotros). La Torá contiene más de 300 profecías sobre Al-Masih. En la Torá encontrará detalles precisos sobre cada aspecto de Su nacimiento, Su vida, Su servicio, Sus maravillas (milagros), los judíos que lo rechazan, Su juicio, Su abuso a manos de los soldados romanos, Su crucifixión, Su muerte, Su entierro, la duración de Su estancia en la tumba, Su gloriosa resurrección y Su ascensión al cielo. Todas estas profecías fueron completadas precisamente. Aquí mencionaré una de estas profecías:

“¿Quién ha creído nuestro mensaje? ¿Y a quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Porque subirá cual renuevo delante de él y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él ni hermosura; y cuando le veamos, no habrá en él atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores y experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores, y nosotros le tuvimos por azotado, herido por Dios y afligido. Mas él herido fue por nuestras transgresiones, molido por nuestras iniquidades; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados. Todos nosotros nos hemos descarriado como ovejas; cada cual se ha apartado por su propio camino; mas Jehová cargó en él la iniquidad de todos nosotros. Fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores enmudeció, así no abrió su boca. De la cárcel y del juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la declarará? Porque fue arrancado de la tierra de los vivientes; por la transgresión de mi pueblo fue herido. Y él dispuso con los inicuos su sepultura y con el rico fue en su muerte; aunque nunca hizo él maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su alma como ofrenda por la culpa, verá su linaje, prolongará sus días, y la voluntad de Jehová prosperará en su mano. Por la aflicción de su alma verá y quedará satisfecho; por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y él llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los poderosos repartirá el botín; porque derramó su vida hasta la muerte y fue contado con los transgresores, habiendo él llevado el pecado de muchos e intercedido por los transgresores.” (Torá, Isaías 53:1-12)

Entonces, después de todo esto, ¿todavía dudan de esta doctrina?

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