El profeta Daniel y el segundo sueño de Nabucodonosor

El Profeta Daniel es uno de los Profetas de Allah. No se menciona en el Corán, pero podemos leer sobre él en el Hadiith y en la tradición islámica. Podemos encontrar Su historia completa en la Tawrat.

Nabucodonosor tuvo un sueño más, que también interpretó Daniel. Habían pasado muchos años desde el primer sueño, cuando todavía se estaba afirmando como rey. Este segundo sueño se produjo cuando sus grandes proyectos ya se habían realizado, y su poder estaba en su apogeo. Babilonia era el imperio más poderoso de la Tierra, pero ningún poder puede compararse con el poder y la autoridad de Allah.

Entonces, este fue el sueño del rey: “Estas son las visiones de mi cabeza en mi cama: Yo miraba, y he aquí un árbol en medio de la tierra, cuya altura era grande. Este árbol crecía y se hacía fuerte; su altura llegaba hasta el cielo y era visible hasta los confines de toda la tierra. Su follaje era hermoso y su fruto abundante. En él había sustento para todos. Debajo de él se ponían a la sombra los animales del campo, y en sus ramas habitaban las aves del cielo. Todo mortal tomaba sustento de él.”. – Daniel 4:10-12. Este gran árbol hermoso del sueño sería cortado con la orden de un ser celestial y sus frutos serían esparcidos, las aves y animales que en él se refugiaban serían ahuyentados y su tronco y raíces dejados en la tierra amarrados con hierro y cadenas de bronce: “Estando en mi cama miraba las visiones de mi cabeza, y he aquí que un vigilante, uno santo, descendía del cielo. Él proclamaba con gran voz y decía así: “¡Derriben el árbol y corten sus ramas; sacudan su follaje y desparramen su fruto! ¡Huyan los animales que están debajo de él y las aves de sus ramas! Pero dejen el tronco de sus raíces en la tierra, con atadura de hierro y de bronce, entre el pasto del campo. Que él sea mojado con el rocío del cielo y que con los animales tenga su parte entre la hierba de la tierra." – Daniel 4:13-15.

El rey, reconociendo que la bendición de Allah estaba sobre Daniel, le pidió de nuevo que interpretara el sueño. Y el profeta, ya más experimentado, recibió la revelación del sueño, que lo estremeció, pero le contó todo al rey: “El árbol que viste, […] eres tú mismo, oh rey, que has crecido y te has hecho fuerte. Tu grandeza ha crecido y ha llegado hasta el cielo, y tu dominio hasta los confines de la tierra. En cuanto a lo que vio el rey (un vigilante, uno santo, que descendía del cielo y decía: “Derriben el árbol y destrúyanlo; pero dejen el tronco de sus raíces en la tierra, con atadura de hierro y de bronce, entre el pasto del campo. Que él sea mojado con el rocío del cielo y que con los animales del campo tenga su parte, hasta que pasen sobre él siete tiempos”), esta es, oh rey, la interpretación: Es un decreto del Altísimo que ha caído sobre mi señor el rey. A ti te echarán de entre los hombres, y junto con los animales del campo estará tu morada. Te darán de comer hierba, como a los bueyes, y serás mojado con el rocío del cielo. Siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo es Señor del reino de los hombres y que lo da a quien quiere. Y lo que dijeron, que dejasen en la tierra el tronco de las raíces del árbol, significa que tu reino continuará firme después que tú reconozcas que el señorío es de los cielos. Por tanto, oh rey, que te sea grato mi consejo, y rompe con tus pecados mediante la práctica de la justicia, y con tus iniquidades mediante obras de misericordia para con los pobres. Tal vez esto resulte en la prolongación de tu tranquilidad.” – Daniel 4:20-27.

A causa de su arrogancia, Nabucodonosor sería expulsado de entre los hombres y haría su hogar con las bestias del campo, comería con los bueyes de la hierba de la tierra, hasta que hubieron pasado siete tiempos (siete años), y reconoció que Allah tiene dominio sobre el reino de los hombres y se lo da a quien Él quiere. Durante este período, el reino se preservaría y el rey podría recuperarlo si cambiaba de opinión. El profeta Daniel le aconsejó que se arrepintiera de sus pecados con humildad para que quizás Allah tuviera misericordia de él y prolongara su prosperidad (versículo 27).

Sin embargo, doce meses después, mientras caminaba por el palacio alardeando de la gran Babilonia que había construido, Allah ejecutó la sentencia que había anunciado en el sueño, y Nabucodonosor comenzó a comportarse como un animal salvaje. Después de siete años llegó a su entendimiento y se restableció en el reino de Babilonia, como había dicho Daniel, y reconoció el poder y la autoridad de Allah como soberano del universo (versículos 36-37).

  1. La importancia de adorar a Allah, y no a los ídolos.
  2. Allah tiene el control y la importancia de la sumisión a Su voluntad.
  3. Allah nos habla a través de los sueños.
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